Roraima, la Cumbre
Jacuzzi Roraima |
Para una mejor comprensión de la 2da parte de Roraima el mundo perdido (La Cumbre), sugiero leer el articulo: Roraima, el mundo perdido, 1era parte.
Amanecer en Roraima |
En la primera parte de este artículo, narré el ascenso para llegar a la cumbre del Tepuy Roraima, partiendo desde San Francisco de Yanuari, pasando por Paraitepuy, el campamento Ték, el río Kukenán, el campamento base y el paso de las Lagrimas hasta llegar a la cima. Tres días en este recorrido, lleno de adrenalina, bellos paisajes, aire puro y agradables personas.
En el presente artículo les relato anécdotas, y les describo lo que visualicé en la cima del Tepuy.
Pared del Tepuy Roraima |
Después de contemplar la majestuosa belleza de la pared final del Tepuy, continué con mi camino, faltaba poco, no iba sola, un buen compañero me ayudó a subir las altas y filosas rocas previas a la cumbre, el relieve aquí es empinado y de piedra suelta, hay que andar con sumo cuidado para no resbalarse y correr el riesgo de lesionarse.
100 metros antes de pisar la cima del Roraima. |
Ya solo quedaban algunas rocas y unos cuantos raspones para la cumbre, cuando llegué; incrédula observaba a mi alrededor, venia de pasar por una cura de meditación, no daba crédito a mis ojos, sinceramente, creo que pasé a otra dimensión, que lugar tan irresistiblemente cautivador, lo primero que captó mi atención fue una serie de rocas con formas humanas, enfiladas a la derecha y a lo largo de toda la entrada, los nativos las llaman los guardianes y sin lugar a dudas, ellas te dan la bienvenida y no te quitan la mirada mientras te vas adentrando al Tepuy.
Entrada a la cima del Tepuy |
A pesar de las condiciones en que llegué a la cumbre: empapada, embarrada, con mi mochila escurriendo agua, parte de mi ropa y equipo de campamento estaban mojados, así como mi ropa de dormir.
Mis rodillas no daban para más y tenia raspones y moretones en varias partes del cuerpo, mi espalda y hombros torturados por el peso, las plantas de mis pies dormidas del dolor; sin embargo, estar ahí me producía una sensación de bienestar y de éxito, incluso a pesar de todo los contratiempos.
Pequeñas Lagunas en Roraima |
Me renové mientras caminaba rumbo al hotel donde se acampó, dichos hoteles son formaciones rocosas tipo cuevas, que sirven para resguardarse de la inclemencia del clima en la cima.
Hacia mucho frío, pero eso no impidió que aprovechara cada ocasión para fotografiar y disfrutar a plenitud de aquel paisaje poco usual: Neblina, pequeñas lagunas, robustas rocas en formas particulares, laberintos y su hermosa flora con plantas de orquídeas, y una especie de helechos y musgos.
Entrada al hotel |
Caminamos aproximadamente 45 minutos hasta llegar al hotel, mi compañero de carpa se quedó rezagado para ayudar a las personas, por ese motivo cuando llegamos al hotel, ya todos los demás integrantes del equipo habían armado sus carpas y nosotros nos quedamos sin espacio para la nuestra.
Esas cavernas son pequeñas, puedes albergar bastantes personas pero pocas carpas, de manera pues, que cuando vi aquello, me sentí decepcionada, no hubo un trabajo colectivo, en equipo; privó la individualidad.
En las condiciones que me encontraba, no tenia ánimos para refutar, estaba cansada, con apetito, y mis pies no los sentía por el frío, tenia una especie de hipotermia, ademas, corría mucha brisa y por la alta humedad, temblada y me sentía enferma.
Opté por sentarme en una roca grande y observar como cada excursionista daba rienda suelta a su imaginación para acomodar su carpa y protegerse del frío y del agua que caía de lo alto de la roca-hotel.
Formaciones rocosas de la cima |
Saqué unos snack de la mochila y los compartí con algunas personas del grupo que estaban cerca y pregunté al organizador de la excursión, qué sugería para los que quedamos sin espacio para nuestra carpa, y aproveché para hacerle ver que ese hotel no tenia capacidad para 18 personas y que improvisar en un lugar como ese, con un clima tan inclemente, no era apropiado.
Después de que todos se acomodaron decidimos colocar nuestra carpa en el único espacio que quedaba, justo por donde pasaba la gente hacia la cocina y donde golpeaba el chorro del agua contra una roca, toda esa agua caía encima de nuestra carpa, lo que formaba un charco alrededor de la tienda de campaña y la hacia más vulnerable.
La cocina del hotel. |
Ese primer día en la cima, el clima estaba frío y nublado, aprovechamos para descansar y reponer fuerzas, despertamos como a las dos horas y había un radiante sol, ideal para explorar y conocer.
Jacuzzi Tepuy Roraima. |
Sondeamos otros lugares, caminamos entre pequeñas lagunas, laderas de agua cristalina, rocas extrañas, orquídeas y piedritas de cuarzo; volvimos al hotel, compartimos una rica cena, charlamos a gusto con el grupo y nos dispusimos a dormir.
Plantas y relieve de Roraima |
Al otro día, muy temprano nos esperaba un radiante sol, arreglamos nuestras mochilas y nos retiramos del hotel, no sin antes cuidar que todo quedará limpio.
De ahí fuimos a un extremo del tepuy conocido con el nombre del Abismo, un impactante lugar, que deja perplejo a cualquiera, con una hermosa vista de la Gran Sabana, y a una de las paredes del Roraima; ese día corría mucha brisa, lo que dificultaba tomar fotos, aun así no parábamos de posar y de tratar de captar lo mejor que nuestros lentes y cámaras podían.
El Abismo. |
Luego de disfrutar del Abismo, nos preparamos para el descenso, cada uno con su equipaje y desechos. En la primera fase del retorno, pasando por la cascada de Las Lagrimas, me lesioné una rodilla, por la inclinación del relieve, frenaba con mi pie derecho con mucha frecuencia, fueron varias horas tensionando mis dedos, rodillas y piernas, hasta que ya cuando llegué a la parte llana, no podía caminar bien, la planta de mis pies estaban literalmente desgarradas y con ampollas y mi rodilla derecha muy lastimada.
El recorrido fue de aproximadamente 8 horas, en esta oportunidad, íbamos a pernoctar en el campamento Tek, es decir, hicimos el recorrido de dos días en uno sólo, llegamos de noche, dos jóvenes me ayudaron a cargar mi equipaje y gracias a ellos, pude llegar más rápido y menos lesionada.
Retornando |
Fui sola a bañarme en el río Ték, estaba oscuro, pero el reflejo de la luna iluminaba todo, no sentí miedo, necesitaba sumergirme en esas aguas, para calmar el dolor de mi cuerpo y sí que funcionó, fue un baño rápido, me relajé y descansé un rato. La luna estaba bellisima, inolvidable; me cambié, cené, uno de los organizadores me hizo un masaje terapéutico en ambas piernas y me fui a dormir.
Al otro día en la madrugada, continuamos con la última fase del regreso, yo iba sin mochila, los muchachos organizadores, se ofrecieron gentilmente a ayudarme a llevarla, lo agradecí de corazón, pues no estaba en condiciones de cargar más nada, ya con mi peso era suficiente.
Campamento río Ték. |
Ya llegando me desvié del camino sin querer, fui a parar a un caserío de pemones, a los que pregunté por donde era la vía correcta para llegar a Paraitepuy y no contestaban, continué caminando y una niña indígena me alcanzó y me señaló el camino, realmente no estaba pérdida, sólo que yo me fui por el centro del pueblo y el camino de los turistas es por las afueras del caserío, pero todo estuvo bien, aproveché para conocer de cerca como viven, dónde cocinan, dónde lavan, entre otros.
Es muy lamentable el estado de abandono en que están nuestros indígenas, ignoro si es por falta de atención y educación o es por ser ese estilo de vida parte de su cultura.
A eso de la una de la tarde ya me encontraba en Paraitepuy, esperamos a todo el grupo, nos revisaron los morrales para verificar que no hubiésemos extraído algún mineral, planta o animal del Tepuy; luego nos montamos en el carro que nos esperaba para llevarnos hasta San Francisco de Yanuari, una vez ahí, algunos del grupo nos fuimos a Santa Elena de Guairen a busca transporte que nos llevara hasta San Felix, los otros se quedaron para irse al día siguiente.
Conseguimos boletos en autobús, viajamos toda la noche y por el cansancio dormí sin percatarme de distancia, cuando desperté estábamos entrando a la ciudad, eran las siete de la mañana.
Me bajé del auto, me despedí del grupo y con la ayuda de mi amigo de carpa, conseguí un taxi que me trasladó al hotel que yo tenia reservado, esperé un buen rato a que me entregaran la habitación, pues era muy temprano para el check in.
Llegué a mi habitación, saque toda mi ropa y la extendí para que se secara; me duché y me recosté en la cama, que me pareció muy rica y suave, me dormí profundamente, hasta el otro día a las once de la mañana, que me despertó el celular con una llamada familiar. Me activé y retorné a mi casa, con algunos inconvenientes con mi boleto y la hora de salida, pero solventado todo, me sentí agradecida y feliz de mi aventura.
Reflexión
Cuando logramos entrar en nuestro centro, todos los caminos son mas claros, logramos comprender que bien valen los esfuerzos, que todo tiene un lado bueno por muy terrible que parezca, entendemos que estamos aquí para cumplir una misión y que venimos configurados para triunfar...En esta oportunidad el reto fue extremo, no sólo por el esfuerzo físico, las inclemencias del tiempo y lo duro de la ruta, sino también, porque nos sometimos a pruebas en todos los sentidos y logramos superar los obstáculos, saliendo fortalecidos...Nadie dijo que fuese fácil, pero lo logramos!!!
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